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El Instituto Estatal Electoral de Baja California (IEE BC) parece estar sumergido en un entorno de intereses no transparentes que controlan su agenda política.

 


Aunque su misión debería centrarse en mantener la equidad y la justicia en los procesos electorales, parece estar influenciado por factores externos poco visibles.

El IEE BC, que se presume como una entidad al servicio de los ciudadanos, enfrenta un gran desafío en cuanto a la transparencia de sus operaciones y decisiones. Estas últimas, en vez de ser imparciales, parecen seguir una línea que no necesariamente refleja la equidad de género, planteando dudas sobre quién realmente dirige las acciones en la capital del Estado.

En términos de progreso en la equidad de género, se han visto avances significativos con el tiempo. Sin embargo, el IEE BC tomó una decisión polémica al aprobar los "bloques cualitativos" para las elecciones municipales, un sistema que se supone debía asegurar la paridad de género en las candidaturas.

Sin embargo, el IEE BC tomó la polémica decisión de clasificar ciudades como Tijuana, Mexicali, Playas de Rosarito y San Quintín como parte de un "bloque cualitativo bajo", lo que suscita cuestionamientos sobre la posible discriminación y el papel del machismo en esta determinación.

A pesar de estas preocupaciones, en el Tribunal Estatal Electoral ha surgido como un rayo de esperanza las voces de los valientes. Gracias a las acciones de individuos comprometidos, en el Tribunal se desenmascararon las intenciones ocultas del IEE BC y se aseguró que la paridad de género no se vería comprometida por intereses turbios.

Es vital que la ciudadanía recuerde al IEE BC su verdadero propósito, que es servir a todos los ciudadanos. Debemos exigir transparencia, equidad y justicia para evitar que la institución se desvíe más de su ruta. La rectificación de su rumbo debería ser un símbolo de un futuro más equitativo y justo para Baja California.

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